lunes, 14 de octubre de 2013

Capítulo 12

Por primera vez desde hace ya varios años te sentiste perdido.
Perdido en un aroma, en su mirada.
Y de pronto estar perdido no te pareció tan malo.

Desde tu ruptura (un tanto forzosa) con Juana, las mujeres comenzaron a resultarte distante. Intentaste verlas como objetos, como situaciones que solo te proporcionaban placer. Los sentimientos eran algo perdido.
Te habías jurado no volver a amar, y pensabas cumplirlo.
Y aunque todos te dijeran que estabas equivocado, vos te culpabas por Juana, por su desenlace, por no haber sido suficiente para ella.
Tu pequeña voz interior coincidía con las palabras de Joaquín, vos no podías hacer feliz a nadie, y por eso, te habían afectado tanto.

Ahora la tenías a ella, frente a vos, pidiéndote que te dejes ayudar, y aunque sea por un instante muy pequeño, no te pareció algo tan loco.
Sus ojos verdes brillaban entre las gotas de lluvia. Casi sin darte cuenta tu dedo índice recorría su labio inferior, deteniéndose en cada pequeña grieta. Sus ojos dejaron de  mirarte, se cerraron al contacto.

¿Te invitaba a que la beses? ¿Querías besarla? Si. Si querías-te gritaba alguna parte de tu cuerpo. Cerebro o corazón, alguno de los dos.

Sentías su respiración agitarse, sus suspiros casi pegados a tu boca.
Corriste un mechón de pelo detrás de su oreja, y ella abrió los ojos.
Viste, casi en cámara lenta, como abría la boca.


-Chicos, adentro que se van a enfermar!

¿Qué? ¿Ahora? Dios. Silvia, la secretaria del edificio.


Chau romanticismo. Chau líbido. Chau Paula.

¿Qué ibas a hacer? De pronto nada te parecía real. No podías acercarte a ella, al menos no como en ese momento ibas a hacer. No podías lastimarla. No querías.



***


Maldita perra. Yegua malnacida. Ya casi podías saborearlo.
¿Ah si? Te preguntó el loro parlanchín interno. Ahí está de nuevo. Deberías acogotarlo y tirarlo al río, si tan solo pudieras.


-Gracias Silvia- le dijiste entre dientes cuando te pasó una toalla.

Mirabas de reojo como ella le acercaba la toalla a Pedro con un contacto innecesario. En el aire se mezclaba un "YoMeAcosteConElYVosNo".

-Silvia los papeles que me iban a alcanzar los tenes?-le preguntaste interrumpiendo el ensueño que tenían.

Aprovechaste para acercarte a él.

-Estas bien?-le preguntaste
-Si, gracias, un poco de agua no me hace nada, quizás hasta me salvo del baño- se rio.
-No me refería a eso, sino a lo.. a lo otro-le dijiste
-Es un tema sensible para mí, ni siquiera sé porque te lo conté- te susurró
-Te arrepentís?
-No, pero no quiero que pienses mal de mí, creo que no lo soportaría-

“No lo soportaría” Como un eco se repetía en tu mente. ¿Qué significaba eso? Porque para vos era mucho. Tenías que preguntarle a Victoria o a Zaira. O quizás a las dos. Ay!! Ya te habías olvidado esta difícil tarea de entender estas frases poco completas de los hombres.

Nahuel llegó y los miró con el ceño fruncido. Típico de el. Te precisaban en la oficina.  Fin de la aventura.


24 horas después te debatías que hacer. Ya en un lapsus de locura habías conseguido su dirección.
Tu loro parlanchín interno no paraba de susurrarte consejos y reprenderte por haber violado los perfiles del sistema para conseguir datos personales.


“Se pescó un refrío o algo peor. Algo fuerte debe ser porque en general no falta” Te había dicho Clara. 


***


Hacía 10 minutos que tu casa había sido invadida.


-En serio estoy bien, no es nada, no, que haces?
-Preparo un te, te vas a sentir mucho mejor
-Odio el té.
-jajajajaja sos como un nene chiquito Pedro. Nadie odia los te.
-Si, claro.- Y le mostraste la página del facebook a la que le habías dado me gusta hace ya varios meses "Yo también odio el te".
-Lautaro también odia los te- te dijo ella reflexionando.

Y ese quién era? Nota mental: Averiguar quién es. Nota mental 2: cama YA!

-En serio te agradezco, pero ya estoy bien, nos vemos mañana- le dijiste acercándote a la puerta
-Me estás echando? te preguntó.

Oh, alguien está muy despierta. Aplausos.

-Es que simplemente estoy bien.
-Te molestó que haya venido? Es eso no?
Su cara se transformó de pronto. Ups parece que le cayó mal, pero no te gustaba que te cuiden.

-Ya tenías quién te cuide no? Que tarada-te dijo tomando el bolso y abriendo la puerta.

Nota mental: detenerla.

Y de pronto en el pasillo: los 3.
La loca histérica y maníaca va a pensar cualquier cosa en 3,2,1.

-Estabas ocupado?- pregunta Caro sonriéndote a vos y a Paula.
-Ya me iba, no quería interrumpir los planes de la enfermera de turno, buenas tardes- dijo Paula (enojada)

No sabías si reírte o detenerla.
Y para completar la cara de Caro era para filmar.

Te interpusiste entre ella y el ascensor.

-No querés conocer a la enfermera de turno?
-Claro que no, dejame pasar.
-Sino me cuidan entre las 2...

-Auchhhhhhh- gritaste mientras llevabas tu mano a tu mejilla izquierda
-No soy una de tus conquistas, que te quede claro.
-Qué pasó? Qué le hacés a mi hermano?- preguntó Caro
-A tu qué?


***


Bordo. Bordo. Bordo.
Ay no. Más bordo. Más bordo.
Quedaste como una novia despechada, una estúpida, e histérica novia despechada, te acusaba tu lorito parlanchín. Ay esa bendita conciencia.


-Cómo tu hermana? Por qué no me dijiste?
-Te estaba por decir pero vos y tu ansiedad me estamparon una cachetada antes- te dijo medio reprochándote
-Tenés hielo?- le dijiste yendo para su departamento
-Si, tan pobre no soy Paula!- se quejo mientras te seguía.

Te sentaste con el en el sofá.

-No si yo estoy bien, ni me presenten- se quejó la aparentemente hermana de Pedro.

Tus mejillas otra vez tomaban color.

-Paula, ella es mi hermana, Caro. Caro, ella es Paula- explicó Pedro.
-Hola Paula, que lindo conocerte, Pedro vive hablando de vos.

Sonreíste y tu loro parlanchín aleteaba fuerte. Ay estaba como loco. El, vos no. JA.

Por primera vez viste que sus mejillas también tomaban color
-Caro, ya, callada- le dijo el.
-Asi que te habla de mí? Bien o mal?
-Supongo que sos un capítulo fuerte en su vida, el no suele hablar de mujeres

Ok. Esta conversación es difícil.

-Te? Alguien quiere te? Preparo te?- vía escapatoria fácil.
-Yo si- dijo Caro.
Ya te caía bien.

-Yo odio el te- murmuró Pedro. Me hacés una chocolatada?
Lo miraste con ternura, parecía Lautaro.

-Qué? Me lo debes!-te dijo señalandose su mejilla

Caro se disculpó al rato y se fue.
Casi cuando te ibas, ya tarde para tu casual ida a la casa de Pedro, lo viste empalidecer.

-Estás bien?
-Si, claro solo que- te dijo tambaleándose y cayendo al piso.


...


Y ahí estabas, a su lado intentando bajar su fiebre. El doctor habló de una gripe fuerte pero nada más.

-Vas a estar bien- le decías mientras corrías el pelo de su cara.
Aprovechaste a recorrer sus facciones: sus cejas, su nariz (nunca te habías fijado que lindo perfil tenía), sus parpados : lo veías cansado.

-Nono, por favor nooooo!-gritaba
-ssshhh- intentabas calmar
-Perdoname, perdoname
-Tranquilo hombrecito, todo está bien- con sus dedos tocaste sus labios que habían perdido un poco su color.
-No quise dañarte, perdón por no ser suficiente- se quejaba mientras se balanceaba para ambos lados

Querías calmarlo, de veras querías calmarlo. Incluso tu loro parlanchín estaba callado, no tenía consejos para darte.

-Ayudame a no lastimarte- repetía
Continuaste con las caricias

-No te vayas, no me dejes, quiero ser suficiente para vos- dijo entre lágrimas.

Y el corazón se te achicaba, se comprimía en tu pecho.
Le hablaba a ella. Todavía no lo superaba y vos no sabías que hacer.
De pronto, te sentiste lejos de él. Y si, claramente eran dos extraños. Pero vos querías tocarlo querías cuidarlo, protegerlo. Querías romper esa coraza. Querías mostrarle que podía seguir.

-Sos el ángel blanco de mis días negros

Y a cada frase te dolía más. Y ahí estaba tu conciencia quejándose. Tenés 34 años y aún seguís creyendo en el príncipe azul, te repetía.
Cada frase, era un puñal, porque vos ya habías apretado el acelerador... y no viste la curva.
Era ella a quien llamaba entre sueños, era ella a quien quería.
Lo que vos querías no tenía contrapartida.


-Dejame demostrarte que no soy inepto para vos
-Quiero ser suficiente para vos, Pau.


Muerte lenta. Eras vos, no era ella.
Jaque mate.





18 comentarios:

  1. ohhhhhhh y ahora?

    Muy bueno Mery!!!!
    me mara el lorito parlanchin jajajajajaja
    (es como la diosa indú que tiene Anastasia en 50 sombras) jajajja
    solo que el tuyo algo mas molesto.

    quiero masssss! gracias y besooo

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    1. me hhablas en chino no lei 50 sombras jajaja pero gracias :)

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  2. DIOSSSSS AMOO TU NOVELA !!! SUBII MAS X FA ! SOY @PIYU ELOSDEPYP

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  3. Muerte lenta para Pau y para está humilde lectora ;-)
    Que liiindo se pone ésto!!!!

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  4. rfsdujdg Amo como escribis! Espero el proximo cap!

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  5. Ayyyy! mori de amor, gracias Meryy, me gusto muchisimo el capitulo , mas tiernoooo ♥

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  6. que yegua esa Silvia! Espero q no te hayas esperado en una yegua bahiense jaajaa

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  7. Ay Mery! Primero me cortaste el beso muy mal, la odie a "Silvia"!!
    Despues me mori de amor y ternura por el histeriqueo de ambos y el delirio de Pedro es puro amor! Que se dejen quererrrrrr!
    Te leo el miércoles!!
    Besooo

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  8. Me encanta la novela!!!!!! Falta completar la historia de la ex no? El jaque estuvo mortal!!!!!!! Jajaja



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  9. venia sufriendo y al final.....Paff que sacudon!! creo que sufri muerte lenta de amor con Pau.....Hermosos capitulo Mery.....quiero mas!! Ale (aleman_)

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