martes, 10 de diciembre de 2013

Capítulo 25

-Pau?
-...
-Amor, estás bien?

Palabras que deberían reconfortarte, hoy, ahora, no lo hacían.
Tu cabeza no paraba de maquinar (para variar no?), tu parte racional (si, en algún lado había una parte racional) intentaba recordar toda la conversación, no solo pedazos. Quizás no fuese todo como pensaste, quizás hay otra explicación.
Si, seguro que si, te repetías.

-Mi amor, si no me respondes, entro, me estás preocupando...
-Estoy bien Pedro, anda a acostarte- e intentaste que tu voz no suene quebrada.
-Puedo pasar?

Y el loro se apresuraba a ponerse los guantes de box. La situación no ayudaba a disminuir esa poca simpatía que le tenía.


-No, Pedro. Ya voy yo. Acostate- le pedías (lo más neutral que te salía) mientras te incorporabas del piso, porque esa situación de piso-ovillo-demacrada-bidet-inodoro era bastante patética.


El, te esperaba con la lámpara de la mesita de luz encendida, y tapado con las sábanas.


-Estás bien? Me asuste.


Cínico.


-Un mal momento, ya va a pasar.
-Querés pedirme algo?
-Si, un vaso de agua, me traes?- le pediste para ganar un poco de tiempo.


-Acá- te dijo mientras te entregaba un vaso de los de Coca-Cola, color violeta (¿Qué? Bueno, tu fanatismo por la gaseosa tenía que tener algún premio)

Te ovillaste, del lado contrario de él, obvio, porque todavía no habías decidido si creerle o no.


-Pedro?
-Si, mi vida?
-Vos nunca me mentirías o ocultarías cosas, no?


Ja.


-No, claro que no amor.

Y lo sentiste sincero. ¿Qué? De verdad. No es que quieras inconscientemente creer que todo fue un mal entendido, se notaba en su voz que no mentía.

Y en tu mente, el loro agitaba su piecito contra el piso "Ajá". Loro traidor. No soporta verte feliz.


***


No podías decirle otra cosa. Además técnicamente no le mentías. Técnicamente.


-Pau, te despertas?- le preguntabas mientras llenabas de besos su cuello
-Mmmm- y te pareció que te corría de su cuello. Quizás paranoia tuya.
-Te lavas la cara y los dientes y te espero con el desayuno?- le preguntaste haciéndote el romántico.
-Que me queres decir?- te atacó. Si, te atacó.
-Que... que te espero con el desayuno gorda
-No, vos me quisiste decir que tengo mal aliento
-Qué? No gorda...
-Ahora me estas diciendo gorda?
-Eh?


Hola. No, nunca entenderías a las mujeres.


Decidiste mejor retirarte de a poquito, antes de que te tire con la primer almohada que encontrara.
Estaba demasiado sensible.

Oiga, sensible?

Si sensible + el encierro del baño....no, no imposible.

¿O posible?

Dios. Pongan los fideos que estamos todos.


Te ignoró toda la mañana. Si, toda. Ni hablar de la ida al trabajo.
Y cuando pensaste que volvería con vos, te tiró un "Me voy de Victoria"


Vos, aprovechaste para comentarle que irías a jugar al paddle con Nan.
Pudiste notar, y claramente no era una percepción tuya, como su cara se transformaba, pero no había chances que te descubriera después de 3 meses.


-Podría ir a verlos, no? Qué te parece?- te preguntó finalmente
-Qué? No no. A nan no le gusta jugar con público.
-Pero ni me va a ver, dame la dirección y voy con Vic.
-Nono, Paula, habla con tu amiga, yo tengo que hablar con Nan de...de su novia.
-Desde cuando tiene novia Nan?
-Qué es un interrogatorio? No se, hace un tiempo
-No me dijiste nada
-Y tampoco te tengo que decir todo, no rompas



***


-Tenés razón, no tenes por que decirme todo, solo espero que no me ocultes cosas que nos afecte
-De qué hablas? Por qué tenes ganas de pelear?
-No tengo ganas de pelear, mejor me voy



-Es un estúpido! Te dije que no me caía bien
-Pero podemos ser racionales?
-Racionales Paula? Vos te escuchas? Otra vez? Y sabes a que me refiero
-Es distinto. El es distinto
-Por favor, Poly, lo conocés hace cuanto? 5 meses exagerando?
-No importa, se que no me miente
-Ay Poch- te dijo agachándose frente a vos, que estabas sentada en el sillón azul francia (si, azul francia) de su casa- qué necesitas? Querés que lo sigamos?
-Qué? No. No seas ridícula.
-Contame que escuchaste, a ver.


Vos le contaste todo. Con lujo de detalles. Ella se corría un mechón de la cara. Daba vueltas por el living y te escuchaba.

-La verdad? No se que más necesitas- te dijo mientras se tiraba al lado tuyo suspirando- es como que tenes la pared frente tuyo y vos, conscientemente querés ir a chocartela. Si tanto confias en el, por qué no lo encaras? Y te sacás las dudas?

Vos agachaste tu mirada.

-Dale Pau, hablemos
-Porque tengo miedo de lo que pueda decirme, si? Contenta?
-Claro que no, hasta que no le saque la cabeza de su cuerpo a ese tarado que tenes como novio no voy a estar contenta. Y uffffff esa muerta viene a parecer ahora? Que se piensa? No tenes suficiente con las vivas que viene una que ya casi estaba en el cajón para robarte al abogadito?

Y sonreíste.

-Victoria! No le digas así, no estaba muerta, pero nunca me imagine que se despertara.
-Hay que sacarla del camino YA. Yo preferiría que lo borremos a el del mapa, pero bueno, se ve que con vos no tengo quorum. Estás hasta las manos eh?- se burló de vos.
-Un poco- admitiste.



***


LA noche había sido terrible. Pero terrible.

Ella, apenas recordaba tu historia, como para recordar que te había dejado en el altar como un estúpido.
Los médicos, te habían aconsejado no forzar ningún recuerdo, pero ya llevaban meses así.
Ella pensaba que ustedes seguían juntos.


-Cuando me vas a sacar de acá?
-No puedo Jua
-Pero tenemos que terminar de preparar la boda- te dijo. Y a vos te mató recordar esos días previos.
-Ya va a haber tiempo
-Pero por qué sigo acá?
-Es lo mejor Juani, ya vas a salir y todo va a estar bien.
-Y nos vamos a casar?
-Todo va a estar bien - y le eludiste el tema
-Por qué me esquivas? Ya no me decís te amo, como antes
-Cuando salgas de acá va a ser todo como antes
-Hay otra, verdad?

Y fue lo último que recordás antes de que sus gritos se empiecen a escuchar.
Estaban sentados en un banco blanco de la clínica y los otros pacientes (y familiares) empezaban a mirarlos.
Nunca la habías visto así. Antes de que pudieras pensar algo, te encontrabas esquivando sus puños y patadas.
Sus lágrimas caían rápidamente. Quizás a la misma velocidad en que sus gritos aumentaban, más y más.
Pronto dos enfermeros se acercaron a ella, inyectándole un calmante.
La tomaron de los brazos (uno cada uno) y lo último que viste fue: ella relajándose, venciéndose, y gritándote "te amo"


Y ahora eras vos, el que se vencía, el que cubría con sus manos su cara, mientras subía las piernas al banco.

¿Qué era esto? ¿Por qué a vos? ¿Por qué si ya había seguido adelante? Y nuevamente, Paula, ella era tu principio y tu fin. Tu paz y tu tormenta. 
Te sentías mal ocultándoselo, pero sabías que era por su bien.
En tu cabeza, su imagen casi suplicándote que no la lastimes, que no le mientas, se repetía una y otra vez.

Y no sabías para donde ir, que hacer, que sentir. 
¿Qué rumbos deberías tomar?

Por un lado, Juana, ella no tenía la culpa, pero esto te estaba matando. De alguna manera se lo debías. Los medicos te lo habian dicho, era un milagro que hoy esté así. 
Todavía te sentias culpable por el accidente, sentias que de alguna manera esto lo remediaba, al menos un poco. Dentro tuyo, necesitabas devolverla a la vida, a la rutina...
Pero sin vos, claramente; porque vos ya tenías a Paula. 
Te encantaría poder hablarlo con ella, pero esto era tu "tema" y no el de ella. Esta vez, te tocaba a vos repartir, jugar y barajar de nuevo.

Con su imagen, casi desprotegida, con sus ojos verdes iluminados, en tu mente, repitiéndose, cual martirio... te decías a vos mismo "Si supieras que esto no lo elegí, mi amor"



***

Algo debías hacer, esto no podía quedar así, tu desvelo te estaba matando.


Lograste escabullirte de él, al fin.
Había estado muy pegote. Con culpa, lo había definido Victoria (y claramente tu conciencia, lease loro parlanchín, estaba de acuerdo)


Nunca habías hecho algo semejante. Habías implorado a Zaira su uniforme de enfermera. Tenías que hacerlo. Debías conocerla.


Con el ambo, cofia y barbijo puesto (Dios! Que calor), ingresaste.
Tus "pares" te hablaban en lo que a vos te pareció bastante cercano a un chino mandarín nivel avanzado. Intentabas mirar para abajo, porque si veían tu cara de NoSeDeQueMierdaMeHablasYMeEstoyCagandoDeCalor te iban a descubrir, de una.

-Clara, Juana de la habitación 215 está en el jardín?- escuchaste. Así que Clara, bueno, ya conocías a alguien.
-Si, Facundo, ya esta mejor. - mejor? estuvo peor? y encima, Facundo, que ironía, pensaste.


Saliste al patio de la clínica, y pensaste que la internación debía costar mínimo, no se, 6 juicios ganados.
Sacaste la foto de Juana de tu bolsillo (y rogabas que Pedro no haya notado el pequeño hurto, no por el hurto en sí, sino porque de ser así, significaría que recurre a su fotografía para no extrañarla).

Viste a una mujer muy parecida a ella, y te acercaste.


La tenías a solo unos pasos. Ella te miró fijamente, y pestaño varias veces.

Miró al costado y empezó a gritar.




Loca de mierda. Tenías que salir de ahí antes de que algo pasara.

Pero algo te detuvo.


-Qué mierda haces acá?- te preguntó.

Te diste vuelta.



Ahí estaba él. Atónito y enojado.



-Qué haces acá?- te dijo mientras te arrastraba a un costado y tiraba de tu barbijo (y supusiste que no era para besarte desenfrenadamente)
-Yo...
-Quién mierda te dio permiso Paula para venir acá? Mirá como estas vestida, que haces? La desestabilizaste. Quién te contó? Dios, tengo tantas preguntas para hacerte, pero ahora tengo que ver como esta ella, porque con tu pendejada pudiste hacer cualquier cosa, te das cuenta?- te preguntó mientras te zamarreaba nervioso.


-Me voy a ver como se siente- te dijo finalmente.


Y a vos las lágrimas (tras, que eras de lágrimas fáciles) te brotaban sin parar.


-Y yo?
-Y vos qué?- te dijo sin darse cuenta, suspirando.
-A mi no me preguntas como me siento? No te das cuenta que vine porque te amo?No te das cuenta que vine a ver que tenía ella, para que te rías en mi cara tres meses? - le preguntaste llorando, hipando, desenfrenadamente


Y por primera vez, se dio vuelta. Y te miró. Pero tus ojos verdes, ya no querían, al menos no podían, en ese momento, mirarlo, sentirlo enojado.
No querías que ella vuelva, porque vos ya lo amabas demasiado. Y ahora, dolía. Mucho.



La curiosidad mató al gato.

4 comentarios:

  1. ayy! sufro, por que tubo que aparecer la loca ? ja ja ja y bue a sufrir se ha dicho !! novela atrapante Meryy gracias

    ResponderEliminar
  2. lo tuyo es impresionante...
    me lei varios capitulos seguidos y mepuse al dia..
    lastima que ahora necesito urgente mas dosis!
    creas adiccion.

    Genial Mery.
    Como siempre!
    Gracias

    ResponderEliminar